KERAMIKOS
KERAMIKOS
viernes, 3 de abril de 2015
ESMALTE DE SAL
Durante varios siglos, el esmalte de sal fue una tradición casi
exclusivamente europea que sólo aparecía en algunos lugares
(como Malasia) y, además, era el único esmalte europeo adecuado
para el gres. Se trata de un acabado único, ya que es fino,
transparente y se funde íntimamente con el cuerpo de la vasija.
No solo con el esmalte, sino también con el color de la arcilla o
el engobe que esté debajo se consiguen colores y efectos, como el
acabado "piel de naranja".
Historia
En el norte de África se añade agua
salada a la arcilla para disminuir el
riesgo de que la superficie quede escamosa
durante la cocción. También aclara el color
del cuerpo, pero no se forma un verdadero
esmalte, ya que exigiría la sublimación de la sal
a alta temperatura.
esmalte, ya que exigiría la sublimación de la sal
a alta temperatura.
A finales del siglo XIV los alfareros alemanes
habían adquirido la tecnología que les
permitía cocer a temperaturas de gres,
pero los esmaltes con base en plomo de la época no podían resistir esa
temperatura. La leyenda dice que se descubrió el esmalte de sal
durante el siglo XV al alimentar los hornos con madera de barriles
utilizados para transportar pescado salado. Renania, con sus ricos
yacimientos de arcilla, fue el centro principal de fabricación: una vez
que la técnica fue perfeccionada, se produjeron vasijas fuertes, a menudo
decoradas en bajorrelieve.
Durante los siglos, las exportaciones provocaron la construcción de
hornos de gres para cocer cerámica esmaltada con sal a lo largo del norte de Europa. El primer horno británico para gres se estableció en Londres durante el siglo XVII. Se fabricaban jarras, tazas y botellas para todo, desde ginebra a cerveza de jengibre, y para finales del siglo XIX se consideró ideal para la elaboración de piezas sanitarias. Los temores acerca de las emanaciones tóxicas producidas durante la fabricación provocaron su declive a mediados del siglo XX.
hornos de gres para cocer cerámica esmaltada con sal a lo largo del norte de Europa. El primer horno británico para gres se estableció en Londres durante el siglo XVII. Se fabricaban jarras, tazas y botellas para todo, desde ginebra a cerveza de jengibre, y para finales del siglo XIX se consideró ideal para la elaboración de piezas sanitarias. Los temores acerca de las emanaciones tóxicas producidas durante la fabricación provocaron su declive a mediados del siglo XX.
La Técnica
Cuando se barniza con sal es
importante que el contenido
del horno se disponga de
modo que el calor y los gases
puedan circular de manera
libre y uniforme. Cuando la
temperatura se eleva hasta
unos 1200º se introduce sal
común. un horno de leña
alemán de unos treinta metros
cuadrados, necesitaba entre
cien y ciento cincuanta kilos de sal, que se echaba con palas por aberturas
practicadas en los lados y en el techo. La sal se sublimaba al
instante y lo cubría todo con una película vítrea.
Pero durante este proceso se produce ácido sulfúrico en estado
gaseoso, muy tóxico, por lo que las autoridades alemanas prohibieron la
cocción en lugares habitados. En la actualidad se utiliza una solución a
base de cristales de sosa o más común aún es un bicarbonato de sodio
que produce un acabado similar pero resulta menos peligroso.
El Modelado
Los utensilios germánicos se habían decorado
con rostros desde el año 900 a.c. Entre las
nuevas piezas esmaltadas con sal, una
de las más populares era el Bartmannskrug,
una jarra con una cara moldeada. Al ser tan
fino, un esmalte de sal resulta un baño excelente
para las superficies modeladas, ya que los
detalles no quedan borrosos. En Inglaterra se
usaban en las jarras para celebrar el festival de
la cosecha.
Publicado por Jose Palacio Cantos en 4:38 No hay comentarios:
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Etiquetas: ALFARERÍA TRADICIONAL, AULA
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